miércoles, 27 de mayo de 2015

Formación de nuevas razas equinas ¿Mito o realidad?



Formación de nuevas razas equinas
¿Mito o realidad?


Ing. Guido Seravalli Bravo MSc                                                                                                            
Juez y Consultor Internacional
Director Ejecutivo Asoibero

En los últimos años, este tema ha venido cobrando mucha vigencia en algunos países. Como puede inferirse es un tema  complejo y profundo, por lo que este breve articulo técnico no pretende ser un tratado sobre el mismo; si no arrojar tan solo un poco de luz sobre:   ¿El por que?,   ¿El para que? y  ¿El cómo?, desarrollar una nueva raza de caballos; Contribuyendo a estandarizar así, el conocimiento de nuestros criadores, técnicos y público aficionado al tema del fascinante  mundo equino.

Antes que nada, es primordial conceptualizar la definición de raza en términos genéticos y zootécnicos: Constituye una raza aquella población animal que presentando atributos morfo-anato-fisiológicos semejantes, sus individuos son capaces de transmitir dichas semejanzas a sus progenies, en forma ininterrumpida, siendo fértiles entre sí a lo largo del tiempo.

Muchos son los grupos genéticos existentes hoy en día, unos más distantes que otros en términos tanto genotípicos como fenotípicos; descendientes todos de algunos de las tres subespecies de caballos primitivos; el Tarpan (Equus caballus gmelini), del Equus caballus przewalsqui (Poliakov) y del Equus caballus silváticos. Cada una de las poblaciones equinas de la actualidad tiene su propia etnología e historia genética, aunque algunas compartan parte de ellas. Todas las razas modernas de la especie  Equus caballus, poseen  un  cariotipo  de   64   cromosomas, con algunas pocas excepciones.  

Las 3 especies de cebras y los asinos (asnos) existentes, presentan distintos números de cromosomas (cariotipo), esto por ser especies diferentes; es la razón por  la que el producto entre el caballo y el asno, conocido popularmente como mulo (a) es en un 90 %  estéril (híbrido verdadero).
 Todas las razas han sido diseñadas y construidas por el hombre, para desempeñar alguna función más o menos especifica; lo que nos lleva inexorablemente a morfologías y biotipos diferentes, pues se debe recordar una de las leyes de oro de la zootecnia: “la función determina la forma”, esto debido a la alta correlación existente  entre determinadas morfologías y funciones  especializadas como la velocidad, la potencia, la silla, la lidia ganadera, etc.

Recordemos que el caballo, desde su aparición sobre la faz de la tierra, hace aproximadamente 60 millones de años, ha sufrido en estado salvaje, la presión de selección natural sobre atributos asociados con la supervivencia, reproducción y adaptación. No es sino el hombre,  quien inicia la formación de razas para satisfacer sus necesidades a veces caprichosas, ejerciendo selección por atributos  morfoanatomicos, fisiológicos  y  funcionales, generación  tras  generación a lo largo del tiempo, impidiendo la panmixia.

Esto ha dado  resultados positivos en la mayoría de los casos, por la sencilla razón de que casi todos los caracteres morfo-anato-fisiológicos de importancia, poseen un componente de heredabilidad de medio a alto, con lo que conseguimos que una determinada población equina tienda hacia una forma u otra, a lo largo de varias generaciones de selección positiva sobre esas características. Esto en consecuencia del aumento  en la frecuencia de los genes y alelos ligados a dichos caracteres, incluyendo sus interacciones génicas. Evidentemente la influencia de las variables ambientales es determinante en la manifestación o no de las mismas.


El gran problema de estos procesos, radica principalmente en el gran periodo de tiempo existente entre las generaciones equinas, causando una observación lenta de los resultados. Basta ver lo que cuesta preñar una yegua, esperar que para una potra saludable y con el estándar mínimo de la raza, desarrollarla hasta la pubertad para volver a preñarla y así indefinidamente, de aquí la gran importancia, muchas veces subestimada de la eficiencia reproductiva, sea en razas establecidas o en formación.

En todo caso, si se trabaja con lineamientos exclusivamente técnico-científicos, con una población efectiva adecuada (cantidad de hembras en edad de reproducción), el proyecto de construir una nueva raza equina fijando sus características, no dura menos de 40 años. Lo que sucede es que a veces, algunas razas se valen en su génesis de grupos o cruzas ya existentes, acelerando el proceso.

Analizando lo anteriormente expuesto,  debe cuestionarse seriamente la necesidad real de desarrollar una nueva raza de caballos, antes de dar el primer paso, pues queda claro el gran desafío que esto representa.

Una alternativa muy viable, es utilizar  las  poderosas armas del mejoramiento genético conocidas como selección, reproducción, cruzamiento y endogamia; teniendo como meta o no la fijación de caracteres en las generaciones futuras. Esto esta siendo muy utilizado en equinos deportivos, en donde se utilizan y cotizan bien los mestizos ½  sangre;  ¾ de sangre;  ¼ de sangre, etc. entre distintas razas, dependiendo de la funcionalidad requerida, como ejemplo  de  esto tenemos los hispano-árabes; los anglo-hispano-árabes; los anglo-árabes; el azteca; el iberoamericano. Algunos de estos cruces han evolucionado hacia marcas, como las alemanas, belgas, rusas, centro europeas, etc. y otros como el Iberoamericano y Azteca que están intentando convertirse en razas.

Después de responder las preguntas clásicas del: ¿por qué?,  ¿Para que? y ¿el cómo?, diseñar y producir una nueva  raza equina, en el supuesto que la decisión final continúe siendo la del  desafío, teniendo en claro a que funciones y mercado se destinara la eventual raza, entonces serian varias las etapas a implementar como veremos a continuación:
·         Diseño del estándar, prototipo, norma o patrón racial.
·         Implementar y legalizar el stud book y registro genealógico (normas y reglamentos).
·         Apertura del hato de fundación.
·         Fase de cruzamientos y de selección.
·         Fase endogamica y de selección.
·         Fase  de valoraciones y evaluación.
·         Clasificación zootécnica e inscripción oficial.

Estándar, Prototipo, Norma o Patrón Racial:

Con estos nombres se conoce en distintos países al reglamento morfológico-descriptivo de una raza. Dicho documento describe a cabalidad  el ideal, el aceptable o permitido y el descalificante, de cada uno de los distintos puntos anato-morfológicos considerados como más importantes; debiendo quedar claramente definido cada uno de ellos y sin dejar nada a la interpretación subjetiva del lector. Así como los atributos zoométricos (mediciones y angulaciones corporales).

El prototipo racial de una raza de equinos, debe además incluir la descripción detallada de la mecánica funcional de la misma, como los bípedos de apoyo (sustentación) y los de suspensión, los tiempos de batidas, extensiones, elevaciones y arremetimientos bajo la masa (impulsión), los trancos (avance), resorte o pistoneo de corvejones, etc. todo esto en los 3 aires básicos de todo caballo: paso, trote y galope; así como los mecanismos característicos y propios de la mecánica de la raza.


Este patrón racial  debe ser escrito y revisado con cierta frecuencia por un equipo de especialistas y criadores, para así en función del avance en la selección de la población, realizar los pequeños ajustes pertinentes, estos ajustes no deben ser nunca cambios radicales, si estos fueran necesarios, seria a causa de un error en el diseño original del Estándar; habiéndose perdido inexorablemente tanto el progreso genético alcanzado como el tiempo invertido. Debe además dejar en claro el aloidismo (perfil fronto/nasal), la anamorfosis (conformación) y la heterometria (peso), que tendrá la futura nueva población.

Stud book y Registro Genealógico:

El siguiente paso lógico, es la apertura del libro de la raza (stud book), el cual debe contener todos los apéndices necesarios a la raza en formación. Todos los reglamentos y exigencias del stud book deben ser coherentes con lo pretendido por la raza, así mismos tienen que ser altamente técnicos,  por ende escrito por profesionales especialistas en el tema.

En esta etapa debe estipularse los mecanismos de administración, seguimiento y evaluación del sistema, tanto de los procesos contables como de los trabajos y peritajes de campo (inspecciones, valoraciones, etc.). Muchos gobiernos exigen que este tipo de acciones para que tengan sustento legal, sean tramitadas a través de sus ministerios de agricultora y ganadería, para la debida publicación en el diario oficial del país  respectivo (gaceta). Esto genera mayor credibilidad internacional y mejor reconocimiento de los entes mundiales como la FAO.

Establecimien
to del Hato  de Fundación:

Como la palabra lo dice, es la población con la que iniciaríamos la construcción genética de una nueva raza o población. Existen varias formas de  reglamentarla a nivel de un Registro Genealógico serio, inclusive por ejemplo, puede dividirse en dos, una F con origen conocido y otra F de origen desconocido, según sea el caso. También se puede exigir una gradación del animal solicitante vía inspección (selección inicial), o sino  se puede hacer de oficio, desde luego que lo más recomendable es con inspección.

Fase de Cruzamientos y de Selección:

Esta es la etapa con que se inicia el génesis de la nueva población, se le podría llamar también fase de mestizacion. Consiste en intentar reunir la mayor cantidad de genes deseables dentro de la población inicial llamada Hato de Fundación. Es de suma importancia seleccionar adecuadamente las razas, marcas o ecotipos con que iniciaremos la fundación de la  futura raza, deben ser acordes con la función, temperamento, disponibilidad, adaptación y morfología, que deseamos para ella.

Así mismo, la calidad zootécnica individual de los sementales y vientres debe ser cuidadosamente seleccionada por expertos, animales portadores de cualquier tipo de defecto anato-morfológico y/o funcional no deben utilizarse, así mismo las características descritas en el patrón de la raza a formar, deben  buscarse dentro de cada generación,  es un proceso continuo, lento y permanente de selección.

Se debe recordar que no todas las características de una población animal, obedecen a las leyes  de la genética aditiva o mendeliana, por esto es de crucial importancia monitorear constantemente tanto la ascendencia como la descendencia o progenie (genealogía, etc.) de los individuos, principalmente en los reproductores.

No se debe olvidar que la  presión de selección  es  de suma importancia, y que es independiente  del  cruzamiento  que se realice, la selección es la herramienta que ayuda a decidir que animales se cruzaran y cuales no o sea evitar la panmixia. Existen diversos tipos de cruzamientos, dependiendo  del fin buscado, así por ejemplo algunos de los más comunes son: el terminal con 2 y 3 razas, el tricross, el absorbente (purificación), el sintético (bimestizo), el back cross o de refrescamiento, el Inter C (intra - generacional) y el pool gen (aglomerado de genes),  etc.  En el caso de la formación de razas equinas, el más documentado es el pool-gen seguido de selección y luego endogamia o mismo un inter C; Eso sí, siguiéndose siempre como ya se explicó un estricto  plan  de selección de acuerdo a un estándar racial definido.

En Costa Rica se inicio la formación de la raza Iberoamericana, en 1987, a través de un cruzamiento  sintético, en donde se pretendía fijar como es claro, el conocido binomio 5/8 y 3/8 (conocido como sintético o bismeztizo), tan exitoso en ciertas razas sintéticas bovinas pero muy poco documentado en las equinas.

Esta fase de “mezcla de genes “, debe  terminarse en un tiempo racional y técnico, generalmente cuando se alcance una población efectiva considerable (yeguas en edad de reproducción), garantizándose así la variabilidad genética necesaria para obtener el progreso genético requerido por generación. En los equinos con una fertilidad razonable esto puede  ocurrir  en la 4 o’ 5 generación (30 o 40 años), dependiendo de la población inicial y de lo acertado de la selección. En ese momento el Libro de Fundación de la raza debe ser cerrado, evolucionando el proceso hacia la Fase de Consanguinidad (endogámica) o “fijación de genes”.

Fase Endogámica y de Selección:

Esta etapa es completamente contraria a la anterior en lo referente al cruzamiento, manteniendo similitud únicamente en lo relacionado a la selección, pues ya no se admiten animales que no estén dentro del libro de fundación y por ende de origen desconocido o fuera de la raza en formación. En esta fase lo que se pretende es aumentar la frecuencia de aquellos genes y alelos considerados deseables  para el nuevo hato. Esto se logra a través de potencializar el uso reproductivo de aquellos sementales y matrices élite que tengamos dentro de la población.

Lo anterior nos lleva a la elaboración de listas conteniendo un escalafón de reproductores recomendados,  basado en su calidad zootécnica y genética, sobre todo en la calidad de sus progenies o prepotencia genética. Dichas listas de sementales recomendados para la formación de la nueva futura raza,  se pueden elaborar  dentro de  las razas  utilizadas como  “materia prima”. Así como dentro de la población “mestiza” del stud book. Ahora no será excluyente para los animales que no estén en ella.

Es importante considerar, que al aumentar la tasa de homocigosis, la frecuencia génica de aquellos genes deseables aumentará, pero también lo harán los indeseables, de aquí la importancia de no sobrepasar el 12 % de consanguinidad poblacional ni del 18 % de consanguinidad individual. Ambos limites prudentes para la especie equina; arriba de ellos los problemas de desarrollo, fertilidad, longevidad y deformaciones anato/morfo/fisiológicas, aumentan progresivamente sus manifestaciones fenotípicas, al estar los genes recesivos en homocigosis a causa de una elevada endogamia.

Solo para citar algunos ejemplos de  la importancia de este punto, vemos el éxito de la raza Cuarto de Milla, cuya formación final fue sobre la base de 400 yeguas y 10 sementales. Otro lo constituye la raza Árabe en donde el génesis de ella parte de 5 matrices: Keilan, Seglavi, Abryan, Hombdani y Vedan, esto en los tiempos del rey Salomón. Es más aconsejable utilizar la consanguinidad lateral y dejar la estrecha solo para ciertos casos muy especiales.

Algunas asociaciones del mundo desestimaron la importancia de la consanguinidad racional en el establecimiento de nuevas razas, dejando inclusive por más de 40 años sus libros de fundación abiertos, dando como resultado una población poco uniforme fenotipicamente y débil Prepotencia Genética. Los niveles de consanguinidad  arriba expuestos permitidos en el Equus caballus, no ponen en riesgo la variabilidad genética de la raza. Si hasta aquí todo ha marchado correctamente, en 2 generaciones más de esta fase (14 años), la nueva raza debería estar consolidándose.

Valoraciones:

Estas valoraciones más que una fase, es una estrategia potencializadora de todo el proceso de selección. Consiste en ir realizando una evaluación individual detallada y altamente técnica, del fenotipo y funcionalidad de los animales obtenidos en cada generación, con el objeto de descartar de los programas de reproducción a aquellos animales portadores de defectos estipulados en el Estándar de la Raza como indeseables. Requiere de toda una normativa y reglamentación debidamente oficializada. Como es lógico, deben ser realizadas en edades posteriores a la pubertad (de 4 años en adelante),  pero ojalá antes de la etapa de reproducción.

 Sin embargo la edad, etapa, doma y condición fisiológica, deben ser las adecuadas para garantizar una estimación mínima aceptable de los valores fenotípicos de interés con cierta precisión. Las valoraciones son de carácter exclusivamente individual y técnico, comparándose la anamorfosis, aloidismo y heterometria de cada candidato a reproductor (a), con el Prototipo  o Ideal de la Raza (Patrón Racial); Así como su mecánica de desplazamiento, aunque esta presente bajos índices de heredabilidad y alta influencia del entorno ambiental.

Es crucial para las valoraciones, diseñar  y utilizar  fichas técnicas que recojan toda la información y ponderación importante de la evaluación, para así poder luego determinar el Balance Total del caballo, computarizarla y archivarla como respaldo. Las valoraciones son frecuentemente realizadas por una pequeña comisión técnica, compuesta por uno o dos especialistas en el tema y con el respaldo oficial tanto del Registro Genealógico como de la Junta Directiva de la Asociación involucrada. Los animales reprobados en estas valoraciones, dependiendo de la causa(s), pueden ser de gran utilidad en diversas actividades ecuestres, exceptuando las de reproducción dentro del Stud Book de la raza.

Clasificación Zootécnica e Inscripción Oficial:

al fin,  llega el momento de la evaluación final de  los resultados. En esta etapa, la asociación con su equipo técnico, debe haber analizado paso a paso los resultados obtenidos en cada una de las fases de este largo proceso de génesis. Siendo así, se estará en capacidad de determinar si la población equina formada, se ha o no comportado como una verdadera raza en términos zootécnicos. De haberlo hecho, cabe ahora  a las autoridades  oficiales del país certificar  dichas evaluaciones; una vez concluido esto el gobierno de la República publicará los decretos necesarios en el diario oficial (Gaceta), elevando la categoría del hato en formación al estatus de Raza Nacional.

Toda raza animal doméstica de interés comercial, es clasificada por la ciencia de la Zootecnia sobre la base de las siguientes características morfo-anatómicas:

      Aloidismo: clasificación de las razas sobre la base de su perfil fronto-nasal:

                             Hiperconvexo, convexo, subconvexo, rectilíneo,                          
                             Subconcavilineo y concavilineo.

    Anamorfosis: clasificación de las razas según  conformación  y proporción corporal:                                                                
                               Dolicomorficas: longilineas.
                               Mesomórficas: proporcionadas. 
                               Braquimorficas: cortas y compactas.

    Heterometria
: clasifica las razas  de acuerdo con su peso corporal:

                               Hipermetricas: pesadas y grandes.     
                               Eumetricas: de peso y tamaño medios.
                               Elipometricas: livianas y pequeñas.


Como conclusión se puede subrayar, lo profundo y vasto del tema, siendo necesarios  debates serios, objetivos y desinteresados, en donde primen los conceptos técnicos siempre sobre los personales o sectoriales. Finalmente no se debe pretender obtener resultados brillantes a corto plazo, pues estos frecuentemente no son sostenibles en el tiempo ni  garantes de la perpetuidad de ninguna población.

Deseo concluir con la siguiente reflexión personal: sin los preceptos y condiciones ya expuestos, las buenas intenciones por formar alguna nueva raza equina, no pasaran nunca de ser más que otro sueño fallido del hombre  por  alcanzar la inmortalidad a través de sus obras.


lunes, 25 de mayo de 2015

LOS ORÍGENES DEL CABALLO IBEROAMERICANO


LOS ORÍGENES DEL CABALLO IBEROAMERICANO

M. Sc. Jorge Arturo Rodríguez

Hace unos 20 años o menos se abrió al mundo caballar la posibilidad de generar una nueva raza, los caballistas visionarios en esa época lograron establecer en el papel las características de belleza, estructura y movimiento, de un animal, que se apreciaban en algunos animales que resultaron de los cruces entre un caballo propio de Costa Rica con la base genética de diversas razas importadas y del caballo español, también importado pero con mucha pureza en su raza conocida como “Pura raza español”.
Es decir, la Asociación Centroamericana de criadores del Caballo de Raza Iberoamericana (La Asoibero), nació como una institución que maneja el registro genealógico, que permite inscribir los caballos producidos de esa mezcla de razas y promueve y mejora la crianza de caballos que reflejen las características del patrón racial establecido y distintivo de la RAZA IBEROAMERICANA.
Del anterior concepto, partimos en este trabajo para valorar la historia de los grupos o estirpes de caballos que ayudaron y ayudarán a formar el caballo mal llamado “ibero” y que por su conformación se debe denominar “caballo Iberoamericano”.
Este trabajo trata de acoplar tres situaciones; tanto el caballo histórico de Costa Rica, como de dos variedades de caballos importados a nuestro país: el “español” y el “peruano” que con el tiempo, se conjuntaron para moldear la base genotípica de lo que con el tiempo vamos a considerar el posible “caballo iberoamericano”.
La historia del caballo en Costa Rica empieza en 1522 con Gil González Dávila después de 30 años de haber reaparecido en el hemisferio occidental el caballo “ibero” o ibérico. Llegaron a nuestro continente a partir del año de 1493 muchas y muy variadas variedades o razas de caballo con el fin de ayudar al ciudadano español en sus labores cotidianas, principalmente eran caballos de tiro y lo utilizaron en sus labores de campo y transporte de materiales, solo era permitido montarlo para defender sus pueblos y comarcas en los momentos de ataques de los aborígenes. Debemos recordar que solo los nobles y militares tenían el privilegio de montar a caballo, por lo tanto, solo ellos traían sus ejemplares de buena silla.
Las regiones ecográficas de nuestro continente, resultaron casi perfectas para el desarrollo de las poblaciones, las variables ambientales con el tiempo le permitieron incrementar sus manadas y así, conforme avanzaba la conquista en las diferentes zonas del continente, se construyeron fincas ganaderas, que producían el material equino para nuevas exploraciones. Muchos animales, después de los enfrentamientos militares, o que por descuido se escapaban de las granjas, quedaron en libertad, se fueron a los sistemas naturales y formaron grupos de caballos cimarrones que con el paso de los años, fijaron caracteres genéticos y llegaron a conformar lo que hoy se conoce como “criollo”, así, aparecen en diversas regiones: el criollo argentino, el criollo chileno, el criollo colombiano y en norte América el mesteño.
En nuestra provincia, desde finales de la conquista allá por el año de 1562, e inicios de la colonia, se introdujeron de Nicaragua gran cantidad de yeguas para el uso en las estancias, las cuales se reproducían tanto para mantener sus yeguadas como para producir mulas, que eran mejores animales para transitar por los senderos de difícil acceso que teníamos. Además, se exportaron a Panamá por más de setenta años.
A partir de las primeras décadas del siglo XVIII, la función de nuestro caballo cambió drásticamente, al intensificarse el manejo y trasiego del ganado vacuno hacia León Nicaragua, para este trabajo, aparece el sabanero y la selección de los animales cambió, lo anterior, permitió generar mucha calidad en el caballo que viviendo a la libre en la región noroeste de la provincia colonial (Bagaces, Esparza y Landecho), ayudó a la conformación un caballo propio que podríamos denominar el “criollo costarricense”, referido por escritos de la época como un caballo robusto, enérgico al andar y de buena estructura física y sobre todo muy ambientado a estas regiones. Esta variedad de caballo se consolidó al conjuntarse con los animales de la región de Nicoya después de la independencia y conformarse el conglomerado poblacional de caballos en el territorio ya guanacasteco.
A partir de la introducción del café allá por los inicios del siglo XIX, el valle central cede sus tierras a este monocultivo, desaparecieron otros cultivos y la tierra ganadera quedó solo para unos pocos animales de leche y carne y mayormente para la cría de bueyes. La mayoría de los animales de producción, incluyendo los caballos son trasladados a la provincia de Guanacaste, ahí por las extensiones de las fincas la cría caballar entre otras se hace a la libre, haciendas de 80 mil hectáreas o más llegaron a tener en forma extensiva más de 3000 caballos y que con esto se termina de consolidar el “criollo costarricense” que venía formándose desde fines de la colonia. Los sabaneros para suplir sus necesidades laborales, simplemente traían algunos cimarrones a los corrales y los amansaban, todavía a principios del siglo XX esto era lo común.
En el valle central, queda en forma muy escaza un caballo de estirpe semejante al criollo que sirvió para el solaz esparcimiento de algunos citadinos económicamente fuertes, algunas fincas cerca de San José, para 1850, contaban con caballos criollo estabulados, donde se requería una doma y un jinete más experimentado para la monta, que para aquellos caballos de uso cotidiano o de servicio social; médicos, carruajes, repartidores de leche, recogedores de la basura, traer las compras, viajar entre pueblos.
Recordemos, que en la última mitad del siglo XIX por los acontecimientos militares y políticos posteriores a la guerra contra los filibusteros y en conjunto con la exuberancia económica que deja el café a los hacendados, se formó, tanto el mejor ejército de Centroamérica con una excelente caballería, como una clase social económicamente poderosa que entre otras cosas europeizó el país. Para esos momentos, se desarrolló mucha infraestructura y se definieron cambios tanto culturales, como sociales y políticos que generaron una fuerte división de clases y generó muchos problemas hasta muy avanzado el siglo XX.
Ante tanta riqueza entre otras cosas se requirió mejorar y expandir el hato ganadero, en 1883-85 se dictaron leyes que beneficiaron tanto la importación de utensilios para la ganadería como de la traída de ganado, se traen principalmente de Europa, y América; vacunos, lanares, y caballares de las mejores razas de la época. A partir de este momento, el círculo de cafetaleros, los potentados comerciantes y el ejército inician las importaciones de caballos de muy distintas razas y variedades que genera un desarrollo sistémico poco balanceado de la cría caballar en el Valle Central y que llega hasta hoy en día.
De acuerdo a varios escritos de la época, el uso de caballos importados por las calles de las principales ciudades del país eran un modo de demostrar el gusto y el poderío económico, así, aquellos ciudadanos de clase media que no tenían esta capacidad de compra o que les gustaba aventurarse, empezaron a cruzar nuestros caballos, en muchos casos hasta los utilizados en el servicio social con caballos importados, además, se trasladaron caballos importados a diferentes regiones del país, lo que gestó una gran variedad de encastes y con el tiempo se dieron caballos de una gran variabilidad genética, y llegaron hasta hoy en día y que los mal llamamos “criollos”. Es mi humilde opinión que el criollo como tal llegó hasta finales del siglo XIX, de ahí para acá lo que formamos fue un caballo de gran variabilidad genética que podríamos llamar “caballo costarricense” y que llega hasta mediados del siglo XX como tal.
Para nuestro interés y tratando de ver las raíces del caballo Iberoamericano con las otras dos variedades antes mencionadas, debemos diferenciar entonces el caballo Ibérico del caballo español, lo que ocurrió en España en el siglo XVI por un lado y en el otro caso analizado muy brevemente los acontecimientos en el Perú en el siglo XVII.
El caballo Español, proviene de un grupo de caballos desarrollados en las diferentes caballerizas de las distintas regiones españolas de Andalucía, el Rey Don Felipe II, en 1567, pidió formar una variedad propia para ciertos fines específicos, así, dictó pautas al caballericero real Don Diego López de Haro, el cual, luego de treinta años, de cruces de esos diferentes biotipos logró poner en las caballerizas reales de Córdoba un grupo de animales con fuerte grado de pureza y muy sobresaliente por su belleza, conformación y sobre todo apto para la escuela. Estos caballos españoles por sus características y por sus costos fueron considerados caballos reales y en esa época pertenecían a la corona, solo los manejaron la alta nobleza, por lo que nunca en esa época llegarían a pertenecer a las clases sociales medias y bajas y mucho menos de las colonias, Vale la pena anotar que por las cualidades de este caballo, se pudieron exportar 43 animales al reinado de Viena allá por el año de 1593 y que al cruzarlos con yeguas nativas de esa región, conformaron después otra raza de silla muy importante, la raza Lipizzana, si analizamos la situación el caballo de raza iberoamericano podría considerarse en la formación como hermano del caballo Lipizzano. Hasta el siglo XIX el caballo de silla se conocía con la denominación de caballo Andaluz, pero, a partir de 1912 se ubica en una raza “Pura raza Español”.
Por otro lado, en Perú, en el siglo XVII, se conforma la ciudad de Lima como la segunda ciudad más importante del Reino Español, con ello copiando a la nobleza madrileña, se da la iniciativa de tener un caballo propio para sus gustos y necesidades. La aristocracia limeña con un elevado costo económico, llegó a formar una variedad de caballo propia, que permitió a los nobles viajar sin mucho trastorno y cansancio entre sus haciendas o entre las ciudades que distaban a más de 500 kilómetros entre sí. En estos ejemplares, se valoró la silla y sobretodo resistencia, era un caballo de suaves movimientos, buenas elevaciones, enérgico y capaz de recorrer entonces largos trayectos.
Ambas variedades ya bien consolidadas en sus regiones de origen, llegaron a fines del siglo XIX y principios del XX a nuestro país y por sí, forman parte importante de la base del caballo costarricense actual. Se dice que el caballo español llega por los años de 1880 en la administración de don Tomás Guardia y fue don José, “Pepe” Feo el artífice de estas importaciones, además, la primera referencia en aduana del caballo peruano fue de 1894. El peruano se establece como raza en 1943, pero, sacando de su patrón racial mucho de aquel caballo que se importó a nuestro país y que en esa época fue muy gustado por nuestro pueblo.
Podemos decir que para principios del siglo XX, ya existían caballos ½ raza andaluz, como “Galán” de don Andrés Venegas. Don Juan Gómez dueño de la finca el Guayabo en Cartago, importó de España un caballo andaluz de nombre “Flor de Liz”, otras importaciones fueron “Príncipe” y el “Joffre”. Al cruzarse con caballos costarricense se formaron encastes muy gustados, para 1929 don Paco Ruiz lleva a México dos caballos ½ sangre PRE, llamados Lucero y Piropo por su calidades se quedan en esas tierras. Por la década de los 40 se tiene el ejemplo del caballo “Asombro” hijo de un caballo peruano con una yegua española. Por el año de 1946, don Beto Ruiz gran hacedor de caballos, presenta en la Plaza Solera dos grandes caballos ½ sangre, “Maravilla” y “Guadalquivir”.
De la raza peruana, para finales del siglo XIX don Francisco Peralta un notable importador de ganado, trae varios animales de Perú teniéndose referencia antes de 1902. Para 1911 se tienen caballos importados compitiendo en la primera feria nacional agropecuaria de Costa Rica y promovida por la secretaría de Agricultura, se presentan caballos como “Cyrano” de don francisco Ulloa, y de Federico Peralta una yegua llamada “Mascota”. Para 1906 don Rafael Troyo tenía en sus caballerizas en Cartago peruanos importados. Además, llegaron en años posteriores otros caballos como “Nerón” de don Ricardo Jiménez, el “aeroplano”, “Lirio”, que se cruzaron con yeguas de muy variadas razas y que formaron encastes de gran valor genético.
Allá por los años cincuenta ocurrió otra importación de caballos PRE, como Cancionero IV, Descarado IV, Bizarro IV, Poseído I, y Holandés II, todos de la línea Terry y se ubicaron en diferentes regiones del valle central y que fueron utilizados con yeguas nuestras, donde se obtienen animales excepcionales. Igual sucedió con los peruanos como: “Menacho”, “Consentido de Cayaltí”, “Dominó” traídos al país por el Dr. Juan Rafael Cabezas.
Por el año de 1935 aparece la ley en donde se ubica en el Ministerio de Agricultura y Ganadería el registro genealógico, instrumento para la inscripción de todas las razas de ganado doméstico, y desde ese momento, se empiezan a catalogar todos los animales en el registro nacional, así se inscriben entre otros; caballos puros, encastes y mestizos de las diferentes razas, aparecen: American saddle, cuarto de milla, PRE, Peruanos, Pura Sangre Inglés, Hackney, en este registro, también se anotaban los grados de sangre para los animales encastados, se lograba tener claridad en ese tipo de caballo; por ejemplo ½ sangre hackney, ½ PRE, ¼ peruano, ¼ american saddle y así sucesivamente. En 1986 se genera en el gobierno de don Luis Alberto Monge, el reglamento del registro genealógico de ganado en Costa Rica que todavía hoy cobija a todas las asociaciones y también se formaliza la oficina para los trámites como una dependencia del MAG, pero pocos años después, siendo ministro del MAG José Ma Figueres, por decreto ejecutivo, este registro pasa a manos de las asociaciones de ganado existentes y deja la posibilidad de abrir nuevos registros a cualquier otra asociación que se forme, claro, que tenga el objetivo de mantener o generar nuevas razas de ganado en nuestro país.
Los criadores que buscaban nuevos horizontes y que no podían utilizar las asociaciones ya existentes, tienen la posibilidad de abrir un nuevo registro, esta situación, fue la que se adoptó y surgió nuestra asociación en 1991 porque el biotipo de muchos animales encastados fue rechazado y no se podían inscribir en ningún registro existente. Al observar los resultados fenotípicos de los encastes se elaboró un patrón racial y se abrió en ese año, con el permiso del MAG el registro del caballo “Iberoamericano”, se conformó así, un norte claro para la nueva raza. En un principio, se estableció como puro el caballo de un cruce que reflejara en su grado de sangre 5/8 PRE con 3/8 provenientes de otras razas como: peruano, caballo costarricense o costarricense de Paso, para esa fecha también solo se inscribían machos de ½ sangre o más de PRE o Lusitano, aunque en las hembras el grado de sangre podría ser de al menos ¼ PRE o Lusitano.
Por diversos motivos, para el año 2005, la asamblea general de la ASOIBERO, acogió la solicitud de algunos socios y técnicos y varió el concepto de formación y pureza racial; se establece el biotipo de fundación y de ahí en adelante después de varios cruces se llegará al caballo puro de la raza iberoamericano. Se manejó desde ese momento el principio de al menos ¼ de sangre PRE probado, tanto en machos como en hembras.
Es importante anotar aquí que debido a la variabilidad genética tan grande, algunos caballos en las primeras generaciones, puede que no reflejen el patrón racial aunque presenten los grados de sangre requeridos, esto obliga al criador a consolidar, en los nuevos cruces las características del patrón racial, es de esperar que conforme se tienda a la pureza las cualidades lleguen a reflejar ese patrón ideal de la raza.
Debemos generar entonces en cada ganadería planes de selección y discriminación, diferenciando los más aptos para la raza y excluyendo aquellos que generen caracteres no competentes, debemos tener claro las características no admisibles y separar del stock reproductivo los animales que las presenten.
Parafraseando los criterios para mejorar o mantener una raza, de don Alfredo Elías importante criador peruano; Debemos considerar:
1.- Usar para la crianza potros de calidad.
2.-Es preferible usar desde un principio pocas yeguas de excelente calidad, que muchas de regular calidad, en la buena cría son importantes los dos: machos y hembras.
3.- Si sabes que tenés un buen semental, úsalo, no te desanimes aunque un juez no te de un premio, el tiene otros criterios, pero, un buen caballo se impone a un juez.
4.- No trates de darle a tu raza lo de otra raza, recuerde; sus características son propias.
5.- La crianza no es cosa de un día, no es empezar y ya lo lograste, hay que perseverar y tener paciencia por mucho tiempo y buen oído para escuchar a los que saben.

Queda la necesidad de evaluar todavía muchos aspectos de nuestro caballo para conformar paulatinamente su historia pero, también hay que unificar criterios entre nosotros los criadores, ya que aunque hay animales muy buenos, debemos reducir la variabilidad genética y así obtener animales con el biotipo establecido en el patrón racial ideal.

viernes, 22 de mayo de 2015

EL JUZGAMIENTO MORFOLÓGICO Y FUNCIONAL DE EQUINOS


CRITERIOS  Y  METODOLOGIAS  PARA

EL JUZGAMIENTO MORFOLÓGICO Y FUNCIONAL DE EQUINOS                                 

 

Ing. Guido Seravalli  Bravo MSc.

Juez y consultor internacional


La técnica, ciencia - arte de juzgar y evaluar la apariencia externa o fenotipo de los animales domésticos, data ya de varios siglos de existencia desde su creación en Gran Bretaña.

Lo que se ha hecho, es mejorar las metodologías y técnicas para aumentar de alguna manera, la exactitud y acierto en los fallos de los jueces, haciéndole los ajustes a las diversas variables ambientales que tanto afectan la manifestación fenotípica de los genes. el principio técnico de los juzgamientos equinos, fue fundamentado por la Ingeniería en Producción Animal conocida también como Zootecnia o Animal Science en los países anglosajones; es la ciencia agropecuaria encargada entre otras cosas de estudiar la ezoognosia de los animales, palabra de origen griego :      ex: fuera  -  zoo: animal  - gnosis: conocimiento

Dicha Ezoognosia se encarga de evaluar la morfología de los animales, correlacionándola con sus aptitudes bioeconómicas y funcionales, muchas de las cuales presentan valores medios y altos de  Heredabilidad y Repetibilidad (la mayoría de las características morfo-anatómicas, fisiológicas y de temperamento), así como en sus Correlaciones genéticas y fenotípicas. Sabiéndose que los parámetros reproductivos y de movimientos presentan bajos valores en su probabilidad de transmisión genética, siendo influenciados más por el entorno ambiental; lo que nos permite modificarlos en cierta medida atraves de paquetes técnicos de manejo integral, doma, etc.

Para el completo dominio de esta ciencia-arte, es necesario poseer amplios conocimientos en anatomía, fisiología, genética, endocrinología, etología, nutrición y reproducción.
Sin embargo existen algunas personas que aunque carentes de una sólida formación profesional, poseen una buena habilidad para evaluar el Exterior Animal en determinadas especies y razas, debido a una natural aptitud y vasta experiencia en la crianza, ahora no hay duda que la especialización profesional continua siendo obligante si se desea obtener veredictos adecuados en los juzgamientos más complicados y difíciles.

El moderno juzgamiento animal correctamente utilizado, es una buena herramienta para auxiliar  los procesos de selección morfo-funcional, complementando de cierta manera  a los postulados de la genética aditiva, cuantitativa, molecular y de  poblaciones, nunca sustituyéndolos; ya que no es más que la búsqueda del Balance Total, entre el morfotipo o biotipo ideal de la raza,  la funcionalidad y su eficiencia; buscando siempre los individuos más correctos dentro de las clases del juzgamiento, aunque no siempre sean los más “llamativos”.


Cabe mencionar, que la mayoría de las razas equinas se fraguaron sobre la base de la evaluación y presión de selección de los parámetros morfo – funcionales en cada generación, a través de metodologías técnicas de juzgamiento, aplicadas desde mucho antes de los conocimientos modernos de la genética actual.

Por otro lado y en definitiva, la apreciación del fenotipo por parte de un juez, no tiene siempre la exactitud de un cálculo matemático, estando siempre matizada de cierta subjetividad y criterio personal, así como del desconocimiento de las fuerzas ambientales involucradas en la forja de determinado fenotipo. He aquí la gran importancia de crear dentro de cada asociación de raza, colegios de jueces con normas y criterios muy claramente estandarizados (unificados); solo así y con la ayuda de datos zootécnicos (zoometría, etc.), los laudos en juzgamientos dentro y fuera de pistas, servirán de norte y guía a los criadores de la raza, de lo contrario los llevaran a la oscuridad, incertidumbre y fracaso. Las exposiciones nunca deben convertirse en un fin en si mismas, sino tan solo deben verse como un medio de medir las tendencias en una determinada población animal, tanto en lo técnico como en lo comercial.

 Los juzgamientos en exposiciones encierran gran responsabilidad, pues los veredictos del juez (s) suelen servir de “orientación o confusión” para los criadores sobre el morfotipo de la raza, biotipo o Norte a seguir  y por ende cuales reproductores utilizar. Además de lo antes expuesto, el juez tiene  la obligación ética y profesional de transferir todos sus conocimientos técnicos a la heterogénea platea, en beneficio de la ganadería de un país, tornándose el juzgamiento en un evento didáctico y de transferencia tecnológica, desde luego que esto dependerá de la solvencia técnica del citado profesional (juez).

Existe otro trasfondo, ya que los machos y hembras campeones, pasan a valer cantidades de dinero muy superiores al resto y lo que es más delicado, los garañones potencializan su utilización reproductiva aumentando su transferencia de genes dentro de la población, sea vía monta natural o inseminación artificial, así mismo las yeguas con la creciente técnica de transferencia embrionaria; con las implicancias genéticas del caso.

Existen ciertas características comunes entre los jueces de mayor prestigio internacional, entre ellas encontramos:

·         Conocimientos técnicos profundos de las especies, razas y/o biotipos a juzgar:    
El juez debe dominar todas las ramas técnico-científicas ya citadas, además de los patrones raciales y morfotipos a seleccionar en cada raza, además conocimientos etnológicos de las razas son de gran importancia y contribuye a la toma acertada de decisiones. Por otro lado el dominio de los parámetros zoometricos es fundamental, así como la adecuada ponderación de las diversas características de importancia racial, estructural, funcional y reproductiva.

El juzgamiento debe tener una trayectoria lineal de principio a fin, sin quiebra del criterio. Todo juez debe dar una sólida argumentación técnica en cada veredicto, con lo que alcanzara el respeto del público, mismo que no lo compartan.
·         Capacidad de observación analítica:
Un importante porcentaje de los errores cometidos en un juzgamiento, provienen de un desordenado y deficiente proceso de observación. Esta habilidad puede desarrollarse con el debido entrenamiento y la adecuada capacitación.

·          Buen juicio y criterio:
Son quizás, las cualidades más difíciles de desarrollar y en donde la experiencia juega un papel determinante.  El juez debe tener la capacidad de ponderar adecuadamente tanto los atributos como los defectos, imprimiendo a sus laudos una buena dosis de sentido común, buen censo y respeto. Esto se logra al darle el valor técnico real, práctico, funcional y objetivo a cada uno de los parámetros morfoanatomicos y mecánicos involucrados. Las características deseables deben ser más exaltadas que los defectos durante la argumentación.



·         Coraje y honestidad:
Sin estas cualidades todas las anteriores son inútiles. Son el coraje y la honestidad necesarios para sustentar y exponer un determinado veredicto, de nada serviría el conocimiento técnico,  el análisis sistemático, ni el buen juicio y criterio, sin ellas dos.
El juez no debe preocuparse con asuntos de índole comercial, de procedencia o políticos, debiendo mantener su entereza, ética y moral. Un buen juez debe dar sus fallos con firmeza, argumentación sólida y claridad absoluta, pero con respeto tanto por el animal como por el criador y raza.

 El tacto y el sentido común deben acompañar  cada comentario. Debemos recordar que siempre: “juzgar es más fácil que criar”. Otra consideración a tener durante las competencias, es que los veredictos deben ser sustentados exclusivamente en lo que el juez observe durante el tiempo de cada competencia, pues el juzgamiento es en ese momento, no en el pasado ni futuro de un animal, sino en el presente  del laudo; las predicciones mentales que el juez elabore sobre el futuro de los animales, deben ser herramientas para una mejor  decisión, pero nunca para justificar un fallo; ya que el futuro es completamente incierto y el pasado es etapa superada.
El juez experimentado es cauto a la hora de la argumentación, exaltando las virtudes más que los defectos, esto en la medida de lo posible.

Son varios los métodos de juzgamiento equino hoy existentes, dependiendo básicamente del fin  de la evaluación (morfología, funcionalidad, performance, compra, venta, etc.). Los tres más comunes son: método Individual, Comparativo y método de Datos con Experimentación.

Es crucial tener siempre presente, que la apariencia física externa o fenotipo de un potro (a), no esta determinada exclusivamente por su genotipo (genes heredados de sus progenitores), sino que además es dependiente de las diversas interacciones entre ellos y las variables   ambientales, tales como época de nacimiento, edad de la madre, nutrición, manejo, estado zoosanitario, calidad y métodos de doma, entrenamiento,  etc.

Lo anterior es para subrayar, que no se debe afirmar que un caballo con mejor calidad zootécnica (fenotipo) que otros, sea necesariamente superior también en términos genéticos (genotípicos), podría serlo o no; ya que dicha superioridad puede deberse a  mejores condiciones ambientales a lo largo de su vida, potencializandose la máxima expresión de su “inferior” genotipo. Todo esto debe ser permanentemente considerado tanto por los criadores al hacer selección en sus cuadras y corrales, como por los jueces en las pistas de calificaciones. He aquí la gran importancia de que los criadores y asociaciones lleven archivos de datos cuantitativos técnicos, conteniendo información sobre los principales sucesos en la vida de sus animales así como datos zoométricos.

Método individual:
Consiste en el examen minucioso e individual de las diversa regiones anatómicas de un caballo, su funcionalidad y proporcionalidad con el resto del cuerpo, además  de sus características zoometricas y grados de angulacion; comparando cada una de ellas con lo descrito en el estándar de su raza como ideal, permitido y desclasificante, ósea que es una comparación de tipo vertical. Además aquellas características raciales y de la biomecánica natural, deben ser claramente ponderadas, tanto en razas establecidas como en las nuevas. El sistema consiste en asignarle valores numéricos a cada parámetro morfológico de interés, calculándose un índice    parcial y otro total mediante  tablas y  fichas preestablecidas  de valoración. Estas tablas deben ser del completo dominio de jueces y comités de valoración, siendo que todo criador debe poseer conocimiento claro de ellas.

Este método es muy utilizado por los registros genealógicos de muchas asociaciones de renombrado prestigio internacional, para llevar a cabo las conocidas Valoraciones del Stud Book de sus razas.





Método comparativo:
Este sistema consiste en evaluar, comparando los fenotipos y datos zoométricosí, de animales “contemporáneos” en igualdad de condiciones fisiológicas, raciales, sexuales y con niveles de doma equivalentes, como se ve es una comparación de orden horizontal; sin embargo también y simultáneamente cada uno de los animales de la categoría, esta siendo comparado con el prototipo ideal de la raza, ósea verticalmente. Este ha sido el método utilizado tradicionalmente en las exposiciones clásicas.


Método de datos  con  experimentación:
Este contempla al método comparativo, complementándolo con  importantes datos zootécnicos de cada competidor; como edad, datos reproductivos y zoométricos, pesos, performance de velocidad y arrastre, pruebas de doma y campo, etc. en algunas competencias  de adultos se suministran datos hasta de las progenies. Este sistema es él más moderno y el de mayor precisión. Utilizado en competencias de nivel mundial y por algunas asociaciones de renombre internacional para evaluar  y seleccionar las poblaciones de sus respectivos Stud Book.

Los  parámetros involucrados en un juzgamiento, pueden ser agrupados por afinidad  en 3 categorías de la siguiente  manera:
     
Morfológicos:   Anatómicos, biotipo  y raciales
                 
Funcionales:    Calidad en la ejecución de los 3 aires naturales y                                                                                           pruebas de doma

Presentación:   Condición y estado fisiológico general.

Lógicamente los de mayor puntuación serán los morfológicos y de funcionalidad. Siendo que en las razas bajo estado formativo o de depuración, las características morfoanatómicas deben ponderar valores más altos; esto sin detrimento directo de las funcionales; mientras que en aquellas razas ya establecidas genéticamente, se le podría dar un valor ligeramente superior a las asociadas con la función. Esto con la selección adecuada y el tiempo necesario, conllevara  a la convergencia de ambas categorías de atributos, los morfológicos y los funcionales; siendo la importancia de unos y otros equivalente, además muchos de ellos están correlacionados positiva o negativamente. Esta propuesta es tan solo una manera lógica de ordenar secuencialmente el programa de selección.

Los jueces deben conocer claramente los preceptos zootécnicos de:

                   Heterometria = Razas Hipermetricas, Eumetricas y las Elipometricas.
                                                                                                                                  
                   Anamorfosis =  Razas dolicomorficas, mesomórficas y las braquimorficas.
                                                                                                                                 
                   Aloidismo = Razas convexilineas, subconvexilineas, rectilíneas, subconcavilineas,                                                         
                                       cóncavilineas.

Los machos son usualmente sometidos a una mayor  y rigurosa presión de selección, pues factorialmente son responsables anualmente de una mayor población de descendientes, principalmente hoy en día con el creciente uso de la inseminación artificial, con el consecuente aumento en la frecuencia génica de los alelos contenidos en su genoma. Sin embargo la importancia genética de las yeguas no debe ser jamás subestimada, pues su influencia genética por progenie individual (ADN Mitocondrial, etc.), es mayor que la del garañón; para producir potros campeones debemos antes criar madres ojala “elites”.




Ahora bien, describiendo la secuencia lógica de observación de un juez, este inicia su trabajo colocándose en el centro del ring de calificaciones, manteniéndose primeramente a  unos 10 metros del grupo de caballos inscritos en la categoría, una vez que ingresan a la pista. Los animales deben entrar de menor a mayor edad e ingresar al paso, primer aire natural de todo caballo. Los competidores deberán mantener una distancia entre sí de unos 2 a 3 metros.

En este  primer contacto visual (“golpe de vista”), se visualiza la calidad general de la clase, proporcionalidad y balance de los animales, además observamos la calidad del tranco, las capas y el desarrollo corporal por día de vida.
En categorías muy concurridas, el juez desde el inicio puede ir  eliminando a aquellos caballos que presenten alguna característica desclasificante de acuerdo el Patrón de la raza (técnica de anillos de exclusión).

Los animales jóvenes que aún no se estén montando, deben entrar portando el mínimo de aperos reglamentarios necesarios para su control y seguridad, así mismo los equinos que compiten bajo silla, deben presentarse antes sin ensillarse para que el juez valore sus morfologías. Algunas asociaciones permiten más de un presentador por caballo otras no.

A continuación los animales son detenidos y puestos en estación, aquí el juez estudia detalladamente las características morfoanatómicas de cada animal, comparándolas entre sí y simultáneamente con el Prototipo de la raza descrito en el Patrón de la misma. Una secuencia lógica de observación seria:

·         Primero una vista frontal; (ver esquema de observación).
·         Segundo una lateral (ambos costados); (ver esquema de observa.).
·         Tercero una posterior. (ver esquema de observación).

En cada una de estas vistas en estación, el juez debe analizar minuciosamente a todos los competidores de la categoría,  desclasificando a los animales que por portar defectos muy comprometedores para la raza, pondrían en peligro el progreso genético de esta.

Seguidamente, el juez debe hacer salir de la estación a cada animal, haciéndolos caminar cortos trayectos al paso (4 tiempos), aquí serán analizados concienzudamente los aplomos bajo desplazamiento, ponderándose debidamente  todos  y cada uno de los defectos encontrados (desviaciones, lesiones, etc.). El juez deberá observar aplomos, posibles lesiones y debilidades también en acción bajo los demás aires naturales de la raza: trote (2 tiempos por diagonales), ambladura (2 tiempos por laterales), paso fino (4 tiempos), galope de trabajo y reunido (3 tiempos), galope tendido (4 tiempos), reculada (por diagonales), etc., dependiendo de los reglamentos particulares de cada raza.

En las categorías montadas, se analiza toda la biomecánica de ejecución y desplazamiento, como los tiempos de batidas, de suspensión y sustentación, flexión y elevaciones, pistoneo (en los posteriores),  remetimiento bajo la masa e impulsión, extensiones, disposición, energía, temperamento, conjunto, posición de cuello y cabeza, etc. Siempre en concordancia con lo dictado por el estándar de la raza en cuestión. Además se deben analizar las ayudas utilizadas así como la rienda y asiento presentados por cada animal.

Para entonces, ya sé deberá tener una idea preliminar de cómo se debe categorizar la clase. Debe recordarse que es imposible encontrar el caballo perfecto, el trabajo radica en realizar un juzgamiento que nos permita seleccionar de los animales presentados, aquellos más próximos al ideal de la raza. Así mismo cuando se pretende ser exageradamente estricto,  se deberá tener sumo cuidado, ya que hay  riesgo de cometer serias injusticias irreversibles, algunas pueden afectar el desarrollo de la raza. Es muy importante enfatizar más lo bueno que lo malo.




El juez puede realizar una precalificación de la categoría en pista, e ir haciendo los cambios pertinentes sobre la base de sus últimos “escaneos”; esto antes de tomar su decisión final, pues una vez tomada y debidamente argumentada en el micrófono, es internacionalmente inapelable.

Por otro lado, el tiempo de demora en el juzgamiento de cada categoría no debe ser excesivo, el juez debe ser en la medida de lo posible razonablemente  rápido y eficaz dentro de lo  permitido en cada reglamento.

Cuando se juzgan grupos como: progenies de padrotes, productos de yeguas o hatos completos, se busca promover la uniformidad en la calidad zootécnica y racial, tanto individual como grupalmente; pues se intenta premiar la prepotencia genética de un reproductor (a) como mejorador de la raza, así como el acertado criterio de selección de un determinado criador o expositor.

Finalmente, caso el juez argumente la no existencia de animales meritorios de un determinado premio, puede y debe declarar lugares desiertos, pues fue invitado para juzgar y orientar la crianza de un determinado tipo de caballos, no para confundir a partir de premios fantasmas y ficticios, que a  la postre a nadie benefician y a todos perjudican; “la toma de desiciones no puede ser democrática ni por aclamación”.

Algunos Puntos De Observación

                                
                
 Lateral:
 Perfil fronto-craneal (aloidismo) y caracterización racial.
Tupe e inserción, forma y tamaño de orejas.
Forma, pigmentación, funcionalidad y localización de ojos (visión estereoscópica).
Largo, volumen, forma y características sexuales secundarias de la cabeza y cuerpo.
Dentición, diestema, labios, mentón, articulación bucal y región parótido mandibular.
Descarnamiento y empastamiento facial.
Inserción  de la cabeza en las fases dorsales y ventrales del cuello (nuca y garganta).
Forma, largo, grosor, volumen, firmeza y proporción del cuello; presencia de grasa en fase dorsal.
Misión e inserción del cuello en las espaldas, cruz y pecho, así como caracterización de las crines.
Ubicación, forma y amplitud de las cruces.



Angulo y musculación de las espaldas (región escapular) e inserción con el brazo (zona escápula-umeral).
Amplitud y largo de costillas (profundidad toráxica); longitud y proporcionalidad del tronco;  hijares y rotula.
Fortaleza, largo y anchura de la región dorso-lumbar; presencia de lordosis, sifosis o escoliosis.
Inserciones del dorso lomo en la cruz y en la grupa; fortaleza del “riñón”.
Ángulos de grupa y cadera; fusión sacra; desarrollo muscular, largo, amplitud y proporción del tren posterior.
Inserción y tipo de maslo; posición y condiciones de la cola.
Estructura ósea; ángulos  y fortaleza de los corvejones y del fémur; largo, grosor y estado de las 4 canas.
Largo, grosor, estado y ángulos de las cuartillas; salud de los menudillos; forma, tamaño y salud de los cascos.
Aplomos laterales toráxicos y pélvicos, estado de rodillas; Presencia de lesiones y taras.
Capa;  centro de gravedad y proporción  entre los 3 tercios; altura total. Testículos y ubres.
                                                                                                      
 Frontal:
Anchura y proporción de la cabeza.
Forma, implante y tamaño de orejas.
Forma, pigmentación, funcionalidad y ubicación de los ojos.
Pigmentación de mucosas, etc.
Amplitud y forma de narinas u ollares.
Rectitud, conformación  e integridad de zona para-nasal.
Articulación bucal, presencia de prognatismo o agnatismo; forma y firmeza de labios.
Dentición y características sexuales secundarias.
Empastamiento o descarnamiento  y simetría facial.
Misión y limpieza del cuello en su fase ventral con el tórax.
Amplitud y fortaleza toráxico.
Proporción de cabeza, cuello y pecho.



Arqueamiento de costillas, desarrollo muscular y óseo.
Aplomos de remos toráxicos y lesiones articulares en rodillas, menudillos, encuentros, cuartillas y cascos.
Tamaño, conformación y estado de cascos.
Largo y circunferencia de canas (gran metacarpiano); condiciones de las cuartillas y menudillos.
Limpieza de garganta.
Separación de remos, distancia del externon a tierra y capacidad pectoral.
Lesiones y taras.

Posterior:

Amplitud y ángulo de ancas (extremos de los ileums).
Amplitud de puntas de nalgas (puntas de isqueos).
Nivelamiento del sacro o palomilla y de grupa.
Amplitud de cruces; condición de la columna vertebral; fortaleza de la fase dorsal del cuello.
Amplitud y fortaleza de la mesa dorso-lumbar.
Inserción  y postura de la cola.
Musculatura de muslos, grupa, nalga y piernas.
Órganos genitales externos, solo en juzgamientos de equinos destinados a la reproducción.
Estado de corvejones, tendones y estructura ósea.
Aplomos de los remos pélvicos; condición de menudillos posteriores y cuartillas.
Largo y circunferencia del gran metatarsiano (cañas posteriores).
Abertura de costillas.
Simetría del cuarto posterior.



Firmeza de rotulas, riñón y grupa en el desplazamiento.
Posición de orejas.
Fortaleza del cuello.
Lesiones y taras.

Acción bajo silla:
Verificar que las ayudas y aperos sean los de reglamentos.
No permitir jamás la humillación o maltrato de ningún animal.
Los animales participantes en categorías de acción bajo silla, ingresaran siempre al paso, primer aire natural.
El trote y el galope de trabajo deberán también ser evaluados debidamente.
Observar cadencia; Tranco y elasticidad; en las razas de tiro la elasticidad es substituida por potencia.
Ver transiciones entre los aires naturales de la raza.
 Disposición, sometimiento  y  temperamento.
Calidad en la ejecución de los aires y cambios.
Analizar los tiempos y  bípedos de sustentación o apoyo, así como los de suspensión.
Observar las flexiones, elevaciones, extensiones, impulsión, pistoneo, etc. según la finalidad de la raza.
El asiento debe ser seriamente considerado, en el juzgamiento de cualquier raza equina de silla del mundo.
La suavidad de boca y el sometimiento casi voluntario a los mandos del jinete, son cruciales.
Analizar la habilidad de desplazamiento  del centro de gravedad.
Debe existir armonía en el conjunto de movimientos entre el tren posterior y el anterior.
La impulsión debe procesarse siempre en el posterior, siendo transferida al anterior a través de la columna vertebral para el debido desplazamiento.


Algunos de los puntos de observación, pueden y deben repetirse desde los distintos ángulos  de  perspectiva arriba descritos.