Por: Nuria
B. Martínez
¿Por qué los
ingleses conducen por la izquierda?
Es curioso que
en todos los países de Europa se conduzca por la derecha y en Gran Bretaña se
conduzca por la izquierda. Todos nos hemos preguntado alguna vez el porqué. En
realidad no es algo aleatorio ni casual, todo o casi todo tienen una
explicación racional. Una vez más los responsables son los caballos. Quizás hoy
en día sea indistinto conducir por un lado que por otro pero cuando el tráfico
rodado lo constituían los carros, carruajes y carretas conducir por la
izquierda era lo más lógico.
Fig. Carruaje antiguo |
Los cocheros sujetaban las riendas con la
mano izquierda y manejaban el látigo con la derecha. Si circulaban por la
derecha, al chasquear el látigo hacia los caballos en el movimiento de
retroceso los peatones que circulaban pegados a los carros eran lastimados. Así
que, en todos los países con un poco de sentido común, se decidió que los
carruajes circulasen por la izquierda para que el látigo quedase en el centro
de la calzada y como mucho se lastimase a los animales de tiro del resto de los
ciudadanos. Cuando los vehículos de transporte pasaron a ser de tracción motora
y el látigo era inservible, muchos de los países que conducían por la izquierda
volvieron a la derecha ya que se consideraba que para el conductor era más
fácil cambiar de marchas con la derecha y había una mejor visibilidad si los coches
pasaban por su izquierda. Los ingleses por su parte decidieron seguir con la
tradición hasta hoy.
Los caballos de fuerza que tiene un carro es
importante, pero ¿de dónde viene este término?.
Cuando un
usuario desea adquirir un nuevo vehículo, ya sea un automóvil, motocicleta e
incluso un barco, mira toda las prestaciones que presenta. Una de las
principales son los caballos de potencia
La historia
cuenta que este término fue inventado por James Watt (1736 – 1819). En 1769 el
ingeniero Watt llevaba la explotación de una mina de carbón, entre las tareas
más fatigosas se encontraba la de achicar agua para extraer el carbón. James
Watt se planteó si sería posible sustituir la mano de obra de los hombres por
la de los animales. Cogió varios caballos y los situó en diferentes sitio y los
sometió a la siguiente prueba: tirar de un peso de 150 libras (68,04
kilográmos) y llegó a la conclusión de que la velocidad media alcanzada era de
2,5 millas (4,02 kilómetros aprox.) por cada hora.
Más tarde con
su invención de la máquina de vapor y para poder venderla a los posibles
compradores utilizó estos cálculos para que los usuarios entendiesen de cuánta
fuerza disponían en sus máquinas. Era más fácil decir que una máquina de las
suyas equivalía a la fuerza de 3 caballos que abordar a la gente con cálculos
demasiado complicados. Sin embargo la unidad que conocemos hoy en día se multiplicó
por 50 de la que inventó Watt.
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